8 feb 2013

Polarización política y el Puro Centro Democrático

!Por la Revolución de las Ideas!


www.latribunacolus.com
La anunciada participación del Puro Centro Democrático en las elecciones de 2014, pone al país de nuevo ante una ambiente de polarización, en el que justamente lo que se debilita es el régimen democrático, la democracia misma y la discusión simétrica y serena de asuntos públicos.

Uribe Vélez exhibe un peligroso y poco democrático liderazgo, cargado de un discurso belicoso, confrontador, retador y profundamente desinstitucionalizante, mientras que su contendor, el Presidente-candidato, Juan Manuel Santos, exhibe el liderazgo tradicional de una élite acomodada, que se presta de educada, diplomática y democrática, pero que cuando lo requiere, apela a toda suerte de estratagemas para consolidar consensos, así sean forzosos. Así entonces, la Colombia de hoy está sujeta a apoyar la delicadeza de un cuidadoso y silencioso jugador de ajedrez, o por el contrario, a seguir el direccionamiento de un ladino líder conservador, vulgar, montaraz y con el carácter propio de un rufián, tal y como lo calificó el propio Presidente Santos.

De esta manera, en el escenario electoral de 2014, las instituciones democráticas y la propia institucionalidad estatal quedarán sujetas a los dañinos liderazgos de dos caudillos con los que la Derecha no sólo polariza al país, sino con los que arrincona cualquier opción de poder que la Izquierda pueda presentar. Si Santos logra la reelección, como se espera, la derecha y en especial la rancia élite bogotana aseguran privilegios y el control del poder presidencial; si por el contrario, el Puro Centro Democrático (es decir, Uribe Vélez), logra poner una ficha, un peón o un alfil en la Casa de Nariño y otras tantas en el Congreso, igualmente la derecha gana, aunque implique el resentimiento de un sector de la élite bogotana que no gusta de Uribe, por cuenta no tanto de su mesianismo, sino por su origen emergente.

El escenario político electoral de 2014 preocupa por cuanto el caudillismo ilustrado representado en Uribe y Santos, poco sirve para fortalecer la democracia y las prácticas democráticas de los ciudadanos. Por el contrario, debilitan aún más las instituciones y la institucionalidad democráticas de un país como Colombia, sujeto de tiempo atrás a la presencia de un doble Estado, en el que se exhiben mecanismos sinuosos de legitimación de un régimen de poder asociado con mafias de diversa índole, que de tiempo atrás se sirven de los recursos públicos para concentrar el poder político y económico en pocas manos y de esta manera cooptar el Estado.

Mientras ello sucede, la Izquierda y las esperadas opciones de centro no aparecen en el panorama preelectoral, lo que desde ya ayuda a que la propuesta polarización ideológica y política se consolide y se entronice en sectores sociales convencidos de las capacidades para gobernar tanto de Santos, como de aquellos que finalmente deban entregar su independencia y doblegarse ante el poder amedrantador de aquel que mandó -no gobernó- en Colombia entre 2002 y 2010.

A ese gris panorama, se suma la presencia de una débil, acrítica y adormecida opinión pública, plegada a los direccionamientos de unas empresas mediáticas interesadas como nunca en apoyar el ambiente de polarización y la vigencia política de quien durante ocho años las manipuló y doblegó a periodistas, directores y editores de medios; de igual forma, esa misma prensa se debe a quien sin agravios, pero con pauta oficial, ha buscado y logrado sus favores periodísticos.

Sin partidos políticos fuertes y organizados, con una débil y precaria opinión pública, con unos medios masivos convertidos en armas políticas y electorales, en actores políticos sujetos a los intereses del gran capital y de una élite, la democracia colombiana, formal y excluyente, vivirá en 2014 otra experiencia electoral en la que nuevamente triunfarán el clientelismo, las maquinarias, el caudillismo y las redes mafiosas que han rodeado históricamente el funcionamiento del Estado.


 



Germán Ayala, Comunicador Social y Politólogo
Columnista
www.hechoencali.com y www.latribunacolus.com
Alianza informativa

5 feb 2013

El Fin del Conflicto Armado en Colombia

!Por la Revolución de las Ideas!

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De acuerdo a las declaraciones del Presidente Santos, Colombia lograra la paz este año con las FARC, y según él, con esa paz Colombia lograra la tan anhelada reconciliación después de 50 años de conflicto armado. Lo irónico es que mientras el Gobierno afirma que el proceso de paz va por buen camino, los hechos muestran una cosa muy distinta. Un paro armado, policías secuestrados, población civil afectada por actos terroristas y victimas sin reparar. Según el Presidente Colombiano la paz está muy cerca, ¿pero acaso si será verdad? La verdad es que no entiendo como si piensa pacificar un país cuando solo se negocia con un solo grupo. Mientras tanto existen otros fenómenos de violencia que no están en la mesa, haciendo el fin del conflicto armado un sueño inalcanzable.

Hoy por hoy sabemos que se está negociando con un grupo terrorista mentiroso sin escrúpulo alguno. Entonces hasta no ver un acuerdo real y concreto no se puede cantar victoria. Sin embargo, el proceso de paz, en mi opinión, está condenado al fracaso porque aun se firme la paz con las FARC, seguramente el ELN heredara las riendas del negocio del narcotráfico, secuestro y extorsión y seguramente muchos miembros de las FARC se va a reusar a dejar las armas, y sobre todo, el negocio del narcotráfico que sin duda es el eje del problema del conflicto armado en Colombia. ¿Entonces a que estamos jugando? ¿Qué tan sólido puede ser un proceso que no tiene bases solidas para durar en el tiempo? O ¿será que estamos jugando a un proceso para legalizar las actividades y bienes ilícitos de los miembros de las Farc en donde brille la impunidad? Lo único cierto es que este proceso le brindara a los jefes de las FARC impunidad, y a los colombianos una paz mentirosa que solo beneficiara a unos pocos y no a la mayoría.

Soy amigo de la paz y lo seguiré afirmando, pero no comparto una paz al costo que sea, y tampoco comparto una paz sin que se logre reconciliar a todos los grupos armados en Colombia incluido el ELN y Para-militares que no se rindieron. La idea de lograr un acuerdo global permite una paz solida, seria, y real para Colombia ya que después de un acuerdo más amplio se puede perseguir a quienes no se unan a él, pero bajo un escenario totalmente distinto al de hoy en donde se pueda perseguir de fondo delitos de lesa humanidad sin impunidad.

La guerra en Colombia debe terminar y para hacerlo se debe conseguir incluir a todos los fenómenos de violencia, pero está claro que eso no sucederá, lo cual nos lleva a concluir que el conflicto nunca terminara. Después del proceso de las FARC vendrá otro gobierno para hacer el show con el ELN, y después otro show para legalizar otro grupo que surja después, y así, no la pasaremos toda la vida vendiéndole mentiras al pueblo colombiano de una paz que nunca llegara.

Yo prefiero un proceso de paz en donde los enemigos de la patria se rindan como consecuencia de un Estado fuerte, solido y legitimo en donde impere la ley y no la impunidad. Ese proceso de paz o dejación las armas vendría como consecuencia de un debilitamiento de estos grupos al margen de la ley y no como consecuencia de un proceso en donde los colombianos le demos prebendas a delincuentes como si estuviéramos premiando su actuar delictivo.

Finalmente, Santos vende el proceso de paz y su cristalización como un gran logro, pero es más bien un gran logro para las FARC que para Colombia. Eso se ve desde ahora y se verá al final del camino. Lo único cierto es que ver como las FARC secuestra policías para darle vitrina a Piedad Córdoba para hacer shows políticos para liberarlos no es una manera de ponerle fin a un conflicto armado, más bien es una manera adicional de burlar al país para seguir dando oxigeno a una maquinaria de horror representada por las Farc. El fin del conflicto armado en Colombia no está cerca, lo que está cerca es una paz mentirosa con impunidad sin reparación alguna para las víctimas.

Cristhian Mancera Mejía
Director
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