Desde que el actual alcalde de la ciudad de Bogotá fue elegido, la Capital de la República ha caído en un caos total; no sólo en materia de seguridad sino de movilidad. Esto sucede, primero porque existe en la ciudad un desgobierno total en donde sólo impera el verso por parte de la administración distrital y no hay aplicación severa de la ley. Dicha aplicación debe ir dirigida a los delincuentes que se han apoderado de la ciudad con sus paseos millonarios, paseos express, secuestros express, robos a mano armada, robos a cajeros, robo a bancos, extorsiones y no sabemos qué otra modalidad del crimen; todo esto tiene a Bogotá prácticamente en sus manos y nadie hace nada. Por un lado algunos de estos delincuentes trabajan en llave con miembros de la fuerza pública, haciendo que la ciudadanía le tenga más miedo a quienes deben imponer la ley que a los mismos delincuentes, ya que a veces son estos hombres de la ley quienes alertan sobre los vehículos finos que hay en la calle para que sean hurtados con sus dueños y muchas veces son estos mismos los jefes de bandas delincuenciales; nadie hace nada al respecto y por ningún lado hay un alcalde aplicando las medidas necesarias para reprimir esta grave situación.
El nuevo estatuto de seguridad ciudadana debe ser la respuesta que la ciudad espera para lograr la tranquilidad que tanto se anhela, y con esa medida se espera que el Alcalde por fin gobierne con firmeza y claridad. Mucho no se espera de lo que resta de su gestión pero lo que muchos sí desean es que se acabe rápido porque la ciudad no aguanta más caos.
Entonces la pregunta que surge es ¿hay alcalde en Bogotá? ¿Hay alguien que esté pendiente de la ciudad en realidad y no delegándola? Nuestro Alcalde prometió obras y metro, pero nos dio obras sin terminar, un metro en veremos y una ciudad en un caos total.
Como consecuencia de la falta dirección, las obras públicas y obras bandera de la administración actual van a quedar en veremos, porque simplemente, una vez más, se escogió mal a los ejecutores o contratistas de esas obras. El señor Nule salió del país sin que nadie hiciera nada, y lo peor, la ciudad buscando recuperar los recursos, que las obras se terminen, pero como siempre todo quedo en el bolsillo de alguien, y los ciudadanos quedaron sin obras, con un caos total y sin ciudad porque el alcalde se encargo de destruir lo que ya se había logrado en anteriores administraciones. Lo peor es que al parecer, no hay luz al final del túnel al menos mientras sea Moreno el alcalde de la ciudad. Lo más seguro es que los recursos se pierdan, que nadie responda, y que Bogotá nuevamente sufra por los malos manejos de algunos dirigentes que hacen de los contratos estatales un negocio personal.
Es claro que la mayoría de las obras tiene serios retrasos, sobre costos y que lo más seguro es que el caos continúe por un buen tiempo. Invitamos a los medios de comunicación a que hagan un seguimiento de esta situación, para que la ciudad no se quede sin los recursos que algunos contratistas manejaron al parecer de manera indebida, y que los responsables políticos sean expuestos ante la opinión público para nunca puedan acceder a ningún cargo de elección popular. La ciudad está mejor sin esta clase de dirigentes y el Alcalde Moreno, su movimiento Polo, son muestras de lo que es mal gobierno, mal gestión, y por ende se debe tener muy claro que ese movimiento político debe ser marginado por un tiempo de la posibilidad de acceder nuevamente al poder distrital en Bogotá. Su manejo ha sido funesto para la ciudad y ya es hora de una renovación seria para que podamos liberar a la ciudad del caos en el que esta, y que podamos ver Bogotá brillar más cerca de las estrellas.
Es necesario que los capitalinos elijan a personas capacitadas y no por apellidos y partidos; este mensaje va para todos los cargos de elección popular, ya que vemos como, buenas gestiones, buenas obras se terminan dañando por partidos y líderes que creen en la social bacaneria y llevan al caos a ciudades como Bogotá.
El caso de Bogotá no es el único, Cali y Medellín padecen lo mismo, sus mandatarios creen más en el verso que en la aplicación de la ley, y por ende tienen a sus ciudades en manos del hampa, nadie hace nada, dejando en manos de personajes indeseables las vidas de la mayoría de colombianos de bien que habitan en esas urbes. Ojala el nuevo estatuto de seguridad sí funcione , y no sea otra cortina de humo para esconder lo que no se puede ocultar, y eso es; el caos en seguridad y dirección en que esta Bogotá, y las principales ciudades del país.
Solo debemos esperar que haya respuesta a la pregunta ¿Hay alcalde en Bogotá? y que este funcionario salga, de la cara y gobierne sin dejar obras a medias, haga cumplir los contratos, haga que los responsables paguen por sus errores y saque del caos en que ha sumido la principal ciudad de los colombianos.
Sky
Columnista
Latribunacolus
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