A principio de semana fuimos testigos de cómo dos
bandas en la ciudad de Cali se enfrentaron con todo lo que tenían a su alcance.
En el sector de agua blanca, dos bandas se enfrentaron sin que la fuerza pública
pudiera mediar. La fuerza pública, quien solo llego después que las bandas habían
prácticamente acabado con las manzanas del bario en donde se protagonizo el
conflicto, solo pudo dispersar a unos pocos delincuentes. Después que la fuerza
pública llego al lugar, las manifestaciones de conflicto continuaron. Algunos
miembros de la fuerza pública fueron heridos, como también población civil
quienes no pertenecían a estos grupos de sujetos indeseables. Este tipo
de incidentes de violencia en Cali no son nuevos, ni mucho menos algo de lo cual
la fuerza pública no tiene conocimiento. Lo que resulta aberrante es que estas bandas
se hayan apoderado del sector de Agua Blanca sin que la fuerza pública haga
nada para evitarlo. Al menos medidas de fondo no se han tomado. Esto debido a
la nefasta influencia de algunos sectores de la izquierda y ONGS quienes
creen que el problema de Agua Blanca en Cali se resuelve solo con verso y
talleres.
El problema de Agua Blanca es un conflicto que
data desde cuando yo era muy niño, aun vivía en la sultana del valle, y ya
escuchaba como ese sector de la ciudad era foco de crimen y zozobra para
quienes vivían ahí. Desde entonces han pasado 27 años sin que nada se haga para
resolver los inmensos problemas sociales de Cali, como tampoco para resolver
los serios problemas de seguridad que hay en la ciudad. Siempre los ciudadanos
de Cali están sujetos y a merced de estos delincuentes peligrosos. Estas bandas deben ser
enfrentadas con mano dura y exterminadas para enviar un mensaje muy claro de cero
tolerancia con su accionar delictivo y a quienes quieran participan de
ellas.
Lo visto en Agua Blanca me dejo estupefacto. Durante
minutos, y un buen tiempo, las dos bandas se dispararon, atacaron con papas explosivas,
piedras y todo lo que encontraron sin que hubiese nadie que pudiese rescatar a población
del sector. Lo más preocupante fue ver como estos sujetos disparaban sin tener
objetivos definidos. Esto hubiese podido terminar en un muerto por bala
perdida. En varias oportunidades he manifestado que los problemas sociales de Colombia
no se solucionan con verso, discursos de media petaca, populistas, o peor, demagógicos.
Los problemas de Colombia se solucionan con programas efectivos en lo social,
una coherente distribución del ingreso y sobre todo la aplicación de la ley. La
constitución fue proclamada como la carta magna de Colombia y esa constitución
obliga al estado Colombiano a proteger y velar por la seguridad de sus
ciudadanos. Hasta ahora, lo que vemos en Cali es que no se vela ni se protege
a nadie. En Cali, es salvase quien pueda y la fuerza pública en muchos casos no
reacciona a tiempo, no por incompetencia o por omisión, sino porque muchas
veces la fuerza de estas bandas es tan poderosa que sobrevienen al estado en su
aplicación de la ley.
Es claro que se deben judicializar a quienes
aparecieron en el video disparando, pero aplicarles todo el peso de la ley.
Pero lo más triste es que así tratemos de aplicar la ley sin piedad,
mientras no exista legislación que trate a los menores como adultos y se
construyan centros de reclusión para estos, no habrá sentido en buscar que se aplique
la ley cuando la existente solo da risa.
Entonces, es claro que se necesita más legislación, pero legislación seria y
coherente con los tiempos. A los grupos que hablan de los derechos de los menores
y sujetos indeseables que por su edad son tratados como niños inocentes, habría
que preguntarles lo siguiente; ¿Acaso seguirían pidiendo que no se les aplique la ley como a los
mayores de edad? ¿Acaso que mas necesitamos como sociedad para entender que ya
llego la hora de poner mano dura en la seguridad en las ciudades? A estas
preguntas solo puedo responder que mientras se siga pensando cómo se piensa hoy
por hoy, el problema nunca acabara y nada cambiara. Es necesario un cambio en
la legislación para que la fuerza pública pueda hacer su trabajo y someter sin
piedad a estos delincuentes que sin piedad se tomaron Agua Blanca. Cali merece mejor suerte. Señor
Presidente, con todo el respeto que usted se merece; Menos verso, mas trabajo para los colombianos, menos viajes, menos
jet set y más compromiso con los grandes retos del país. Cali y grandes
ciudades están a merced de la delincuencia y usted, al parecer, no se da por
enterado.
Cristhian Mancera Mejía
Director
La Tribunacolus
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