El invierno le cambió por completo las prioridades a nuestro Presidente, Juan Manuel Santos, el Congreso actualmente ya contempla modificaciones al Plan Nacional de Desarrollo. Aproximadamente $ 15 billones costaría la inversión con la que el Gobierno enfrentará la tragedia de las lluvias, el Presidente asumió el compromiso con los damnificados del país. La atención a los afectados, la recuperación y la misma reconstrucción de la infraestructura son ahora la prioridad del Gobierno Nacional.
Juan Manuel Santos, actualmente tiene un gran reto, tal vez de pasar del lema de su campaña de prosperidad democrática a atender urgentemente la catástrofe invernal, este cambio en la agenda legislativa, la cual fue aprobada con éxito, tuvo que ser enrutada a la ayuda a los más de dos millones de damnificados y en reconstruir la infraestructura nacional arrasada en gran parte del territorio nacional y que han inundado millones de hectáreas.
Precisamente la agenda legislativa estaba enfocada en la búsqueda de recursos destinados a la inversión que requiere el país, para lo cual es prioritaria la reforma a las regalías. Según cálculos del ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, los ingresos por este renglón podrían llegar a los $9 billones en 2011. Ahora, un porcentaje de estos dineros tendrán que ser dirigidos para la reconstrucción de la infraestructura afectada por el invierno. En el Congreso, para los cuatro debates que están pendientes de la reforma a las regalías ya hay voces manifestando que se destine un porcentaje para la atención de los afectados por el invierno y, el Plan Nacional de Desarrollo.
El plan de $485 billones que presentó Santos para sus cuatro años de gobierno y que abarca los temas de política social, educación, infraestructura y ordenamiento territorial, democracia e instituciones, así como la continuidad de la seguridad democrática, ahora tendrá que contar con un renglón importante para el invierno.
El reto de Santos es claro, él quiere finalizar su mandato firme por la ruta de la prosperidad democrática, para 2011 la prioridad será enfrentar los efectos del invierno y cumplir con la palabra empeñada en la última alocución presidencial del año pasado, en la que aseguró, desde el municipio de San Estanislao, Bolívar: “He venido para reafirmar ante ustedes mi compromiso y el del Gobierno con los damnificados: no ahorraremos esfuerzos hasta que veamos que sus vidas hayan vuelto a la normalidad. No será un proceso fácil, pero es nuestra prioridad”.
El panorama es el siguiente, comenzó el nuevo año y las esperanzas de buenas nuevas para los habitantes de este municipio de Sucre, en el sur del mismo departamento, siguen siendo desalentadoras. Despidieron el 2010 entre las aguas y recibieron el 2011 en las mismas condiciones, y lo que es peor, que saben a través del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), que las lluvias seguirán por más tiempo. Estas 7.500 familias que habitan en Sucre están dispersas, las de la zona rural tuvieron que salir porque los niveles de las aguas cubrieron por completo sus casas. Ellos han tenido que permanecer ocho meses montados en tambos y así transcurre la vida de hombres, mujeres, jóvenes y niños, quienes advierten que esta ha sido la inundación más grande en los últimos 20 años.
Mientras muchos celebraron su fin de años, la vida de este pueblo se ha paralizado, las escuelas no funcionan, el año lectivo de 2010 llegó hasta junio, el hospital funciona a medias y ahora que los niveles han bajado ocho centímetros se empieza a ver que el panorama es aún más desolador por los malos olores, el lodazal y los animales muertos.
“Si decimos que la situación que padecemos es crítica, nos quedamos cortos porque esto es indescriptible. La gente ha hecho las necesidades fisiológicas y eso ha ido a parar a las aguas que empiezan a bajar y dejan al descubierto todo este panorama”, dijo Pedro Sampayo, jefe del comité local de Prevención y Atención de Desastres.
Pero la situación no es mejor para quienes han tenido que salir desplazados por el agua. El hambre y el hacinamiento los agobia. Ante esta desalentadora situación la respuesta del Gobierno Departamental es que están a la espera de que la Dirección Nacional de Gestión del Riesgo les envíe 27 toneladas de alimentos, por favor los damnificados no dan espera a una atención básica de sus necesidades, un pueblo más que quedará en el olvido.
Vivian Ladino
Columnista
La Tribunacolus
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