El compromiso con Perú estaba diseñado en la teoría para que
Colombia lo ganara debido a que Colombia es superior línea por línea a Perú,
sin embargo como siempre Colombia en el momento decisivo pierde el partido.
Línea por línea Colombia jugó mal, no hubo juego colectivo y desde el comienzo
Perú domino el partido. Para rematar se erro una pena máxima que pudo haber
cambiado la historia del partido. Falcao no lucio, su juego fue errático y sin
distancia. Guarín fue un desastre, su juego fue funesto ya que no contribuyo a
nada en el juego y más bien sumo al resultado que muchos jamás hubiesen
esperado. El arquero Martínez de buen desempeño en el partido le dio por salir
a rechazar una pelota que era de la defensa, la dejo servida para que el
contrario metiera un zapatazo que sepulto las esperanzas de Colombia de al
menos llegar a los penaltis. En síntesis el equipo jugó mal, por no decir
fatal! El resultado 2-0 es aberrante e inaceptable.
Colombia jugó mal. Como siempre nos toca seguir soñando con
que en algún momento se llegara a tener una conciencia de lo que es ser un
equipo de un país. Se tiene los jugadores pero no hay el ambiente colectivo
para lograr grandes cosas a pesar de que se tienen los jugadores. Muchas
razones pueden considerarse para explicar la derrota. Por un lado el conflicto
interno generado por la inmadurez de Teofilo forero, quien durante la semana y
la copa América acuso a Gómez de no ponerlo a jugar. Forero quien no debió hablar,
sumo al ambiente hostil y oscuro alrededor de la selección. Esto pudo haber
bajado la moral del grupo con miras al partido con Perú. Para la próxima vez un
jugador que haga estos gestos de provocación al técnico debe ser expulsado inmediatamente
del seleccionado para que no afecte al grupo. Este tipo de comportamientos no
se pueden permitir. Por otro lado, el triunfalismo absurdo encabezado por el
Presidente Santos quien hizo público que al final del partido llamaría a Gómez
a felicitarlo por el triunfo, ya daba por descontado que se había ganado. Esto
es absurdo y a lugar. Primero había que jugar el partido señor Presidente y después
si hacer apariciones en público felicitando al equipo. Hacerlo antes era y fue
tan absurdo como el resultado mismo.
Entonces no podemos culpar a Gómez, más bien creo que el
equipo colectivamente perdió su norte. Los jugadores no mostraron jerarquía y
se dejaron vencer por un Perú inferior en figuras, pero que saco su casta y se
instalo en la semifinal. Como siempre los triunfalismos absurdos generaron una presión
sobre los jugadores que los llevo a perder el norte y el juego colectivo
mostrado en la fase inicial. Línea por línea
a Colombia se le vio mal, no hubo concentración, no hubo sacrificio y tampoco
la calma necesaria para manejar el resultado y buscar el triunfo. Se tuvieron
varias opciones de gol pero no se concretaron. Como dicen por ahí “el que no
hace los goles, los ve hacer”, y precisamente eso le paso a Colombia. No sé
cuando el país va entender que los partidos hay que jugarlos primero, que no se
puede subestimar a los rivales y que los partidos hay que jugarlos siempre con
garra.
Gómez, por su lado plateo el partido de la manera adecuada,
aunque muchos lo culparan, creo que la derrota es culpa de los jugadores que al
final perdieron el ímpetu y dilapidaron la opción de avanzar a la siguiente ronda
de semifinal. Entonces, ahora hay que planificar si Gómez seguirá en el
seleccionado colombiano, si Álvarez lo podrá reemplazar, y si más bien se trae
un técnico extranjero. Son muchas las opciones pero de cualquier forma, como lo
dije en artículo anterior, el ciclo de Gómez se ha cumplido y ya es hora de un
relevo generacional en la dirección técnica de Colombia.
Lo único cierto es que se perdió y nuevamente salimos por la
puerta de atrás sin pena ni gloria. Se jugó como nunca y se perdió como
siempre.
Cristhian Mancera Mejía
Director
LaTribunacolus
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